•Yo soy parte de la vida de aquellos que creen que ayer es pasado, mañana es futuro y hoy es un regalo, por eso es llamado presente.
La palabra imposible nació con nosotros.
Apareció y fue definida en el momento en que nos presentaron y supimos que la
tercera guerra mundial estaba a la vuelta de la esquina. Tú tan orgulloso y yo
tan testaruda, que ni una lucha de titanes sería capaz de igualarnos. En otra
vida fui aceite, y tú siempre serás el agua que encuentra las grietas de las
rocas para huir montaña abajo. Pero claro, luego estaba todo ese fuego entre
nosotros que nos condenaba a tener que aguantarnos aunque nos quisiéramos
matar. Condenados a saber disparar las palabras hirientes en el momento justo,
sólo como nosotros sabíamos. Mientras, buscábamos el siguiente mordisco. La
siguiente reconciliación sin siquiera que importara mucho cual había sido la
causa. Sintiendo como los gritos se diluían por las venas. Y yo reconozco que
me encantaba que me empujaras contra la pared, aunque mi mirada fuera puro
odio. No soportaba que me convirtieras en lo que era contigo. Pero tampoco
soportaba la monotonía de estar sin ti. No sé en qué momento decidimos llamar
al odio amor y cuando el amor se convirtió en odio (o en odio por no poder
dejar de querer). O cuánto porcentaje hubo de ambos en todo aquello. Lo que sé
es que es asombroso lo mucho que creemos necesitar algo y lo capaces que somos
realmente de seguir sin tenerlo.
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